MOÑIGO EN EL PELO.
No era consciente que mi imagen describía mi actividad diaria, ese moñigo me delataba, ese rasgo caracterísitco de un enfermo o lesionado, aunque le llamemos moñigo de vieja.
Así que cuando Sofía lo decubrió y me hizo partícipe de su hallazgo, pensé:
Sí, una imagen vale más que mil palabras.
Finalmente bajamos mis padres, Sofía y yo a echar un vermutillo al sol con ola de frío siberiano bien emplatado.
Sofía, culpable del post de hoy. ;-) |
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