LOS COJOS VEMOS A COJOS

Sí, soy hija de mi madre.

Prímero, una foto de piernas...

Jejeje... choca ehhh, según parece mi hinchazón va muy bien.

La foto es un poco exagerada, pero la quería así, para daros pena y que me miméis.

Según médicos el hinchazón es poco, según organizadora de blog es desmesurado.

Rutinas y paseito matutino.

 

Es chocante, pero ahora puedo ver una silla de ruedas u oir una muleta a kilómetros de distáncia, como las embarazadas ven a muchas embarazadas, yo veo, oigo y huelo a los cojos. 

Ahora me acuerdo de un chico en silla de ruedas del instituto gutman, del que me enamoré platónicamente de pequeña, siempre estaba por la plaza de Cristo Rey en un bar. 

Nosotras nos quedábamos mirando, sin decir nada, siempre por los alrededores. 

Yo creo que el se pensaba que lo acosábamos, que eramos idiotas y estoy segura que le caíamos como el culo, pero nosotras siempre estábamos allí embobadas con su belleza. 

¡Dios que daño hace el inicio a la adolescencia!

Y los enfermos se acercan a mí. 

Sigo exagerando, pero es verdad que tengo muchos enfermos alrededor. 

Ayer paseé con Daría, la vecina del quinto a la que operaron la semana anterior. 

Hoy visito a mi tía, la de la foto, 

que aún no ha salido a pasear desde que llegó del hospital, pero pronto pasearemos juntas.

Y cuando llego a casa, después de mis rutinas y ejercicios, sigo con las sesiones de Hitchcock. 

Otro enfermo del cine.

Imagen de Vértigo.